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La formación para adultos y las necesidades de la familia

Estamos en la capacidad de mejorar nuestra participación en la formación para adultos.

por Joseph D. White, Ph.D.

Estamos en la capacidad de mejorar nuestra participación en la formación para adultos y de enfocarnos mejor en las necesidades de la familia:

  • Tengan a disposición una buena variedad de clases de formación para adultos y actividades que les permitan escoger la que más les guste de acuerdo con sus intereses y necesidades específicas. Muchas iglesias protestantes ofrecen clases para grupos diversos de adultos, tales como solteros, profesionales jóvenes, gente mayor, etc.
  • Hagan de la formación para adultos algo práctico. Ofrezcan temas de interés relacionados con la vida diaria, como: permanecer fieles a la fe católica en el trabajo, formar niños y adolescentes católicos y temas similares.
  • Ofrezcan fácil acceso a las actividades de formación para adultos y hagan de ellas algo funcional. Pueden tener las clases para adultos al mismo tiempo que las clases para niños durante los días en que todos van a la parroquia. También pueden brindar servicio de guardería para los más pequeños.

El Papa Pablo II dijo estas palabras famosas: “Si la familia se derrumba, también se derrumba la sociedad y también se derrumba el mundo en que vivimos”. Así podemos decir: “Si la familia se derrumba, también se derrumba la parroquia y también se derrumba la Iglesia de la que formamos parte” — porque nuestras parroquias están conformadas por familias y cada niño con vocación de sacerdocio y dedicación a la vida religiosa proviene de una familia. Esta es la razón por la cual el Papa Benedicto afirmó: “La familia... es cuna de la vida y de toda vocación” (Ángelus, 4 de febrero de 2007). Renovemos nuestro compromiso de hacer de la familia el centro de la labor catequista.